viernes, 27 de marzo de 2015

Curso Regular 2015 - Lecturas 1 (1er. parcial)



Las lecturas asignadas para la primera práctica de lectura son:

1. El nuevo horizonte civilizatorio del “Vivir Bien”
Rafael Bautista S.
2. Horizontes del Vivir Bien. Análisis crítico de los presupuesto teóricos del Vivir Bien
Victor Hugo Colque Condori
3. 'Suma qamaña' ¿kamsañ muni? (¿Qué quiere decir 'vivir bien')
Alison Spedding Pallet
4. Dimensiones territoriales del Vivir Bien
Diego Pacheco Balanza 
5. El concepto de Qamaña
Mario Torrez
6. La dinámica originaria del equilibrio para tener Buena Vida
Jorge Miranda
7. El vivir bien como modelo de Estado y modelo económico
Raúl Prada Alcoreza
8. "Vivir Bien" como utopía, La concepcion andina del "vivir bien" (suma qamaña/ allin kawsay) y su aplicación en el socialismo democrático en Bolivia
Josef Estermann  

Cada estudiante debe hacer una lectura y resumen extra aparte de la que se le asignó. Es decir que si le tocó la lectura número cuatro, puede elegir otra más, por ejemplo la lectura seis o etc.

Cada lectura tiene una monitor de control de lectura. El monitor de control de lectura es un auxiliar que está encargado de tomar un control de lectura. El control de lectura consiste en la presentación del resumen de la lectura en el formato indicado y la respuesta a un cuestionario sobre el contenido de la lectura. La realización de los controles de lectura serán acordados en clase, y podrán resolverse de manera voluntaria durante las semanas propias del primer parcial.

Las lecturas son un trabajo complementario al desarrollo de actividades de la asignatura. Por tanto representan un valor de la nota cada parcial. Por tanto la no presentación de los controles es causal de reprobación.

Actualización 29/03/2015: Click en los links de los textos 1, 4, 7 y 8. Los restantes serán subidos el día martes.

Actualización 02/04/2015: Todas las lecturas disponibles para descarga.

jueves, 19 de marzo de 2015

Qué es una cosmovisión - Ramón Rocha Monrroy (Los Tiempos 19/03/2015)


Según los que saben, la cosmovisión es la forma en que cada cultura ve y percibe al mundo que lo rodea, su noción del espacio y del tiempo. Cada cosmovisión tiene su paradigma, su idea central que es base de todo su sistema de pensamiento.

La cosmovisión occidental nos dice que el hombre, el individuo, es el centro del universo, la medida de todas las cosas que nos rodean, y que el individuo crea cultura para dominar la naturaleza y extraerle todo lo que necesita no sólo para vivir, sino para acumular. Esta cosmovisión se basa en la razón por encima de todas las otras facultades mentales, y su forma de conocimiento es analítica, es decir que descompone cada cosa o proceso en sus componentes, los aísla y así cree que ha conseguido llegar a la suma del conocimiento. La razón analiza, ordena, clasifica y subordina otras formas de percepción, como la intuición, la premonición, el sentimiento, la voluntad. Fruto de la razón es también la inteligencia técnica, que desarrolla la ciencia y la tecnología hasta permitir que el hombre no sólo domine a la naturaleza sino que la agote y la destruya para acumular. Tal es el paradigma del capitalismo, el producto más importante de la cosmovisión occidental. Pero el socialismo históricamente existente, por ejemplo el de la antigua URSS y de los países de Europa Oriental, participa de ese mismo paradigma, que consiste en el desarrollo de la inteligencia técnica, de la ciencia y la tecnología y de la explotación industrial de la naturaleza hasta agotar sus recursos. Por eso tanto el capitalismo como el socialismo de Occidente destruyen el medio ambiente, provocan con la industria la emisión de gases tóxicos, agotan los recursos naturales y están provocando hoy el cambio climático, que amenaza destruir el planeta. Esta es la consecuencia de creer que el hombre es el centro del universo.

La cosmovisión andina, muy parecida a la de civilizaciones originarias y más antiguas que la de Occidente, como la hindú, la azteca, la maya y la incaica, no cree que el hombre sea el centro del universo. En realidad, no cree en el universo, sino en el multiverso: el centro de toda la naturaleza es la Madre Tierra y el Cosmos, que contienen todas las cosas, incluido el hombre y la mujer, e interrelaciona todas las cosas, entre las cuales el hombre y la mujer son un elemento más. Esta concepción no da carta blanca al hombre, menos al individuo, para dominar, agotar y destruir la naturaleza; al contrario, como es sólo parte de ella, debe vivir en armonía con la Madre Tierra y el Cosmos, cuidando todo lo que le rodea y usando los recursos que necesita para vivir bien, no para acumular, menos para hacer fortuna agotando y destruyendo la naturaleza. En esta cosmovisión, más importante que el individuo es la comunidad, la identidad comunitaria, colectiva. Como el hombre no puede vivir aislado y debe asociarse a sus semejantes para sobrevivir, la Cosmovisión Andina rescata la sociedad, la comunidad, la identidad colectiva antes que la existencia del individuo. Así el individuo aprende a respetar a sus semejantes, a vivir en armonía con la naturaleza, a ser un elemento más de la Madre Tierra y del Cosmos y a integrarse a ese ritmo cósmico de vida.


El autor es cronista de la ciudad

Fuente: http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/columnistas/20150319/que-es-una-cosmovision_295041_651082.html

12 prejuicios y falacias cognitivas que te impiden ser absolutamente racional

El razonamiento es quizá el mejor mecanismo para ejemplificar cómo la naturaleza y la cultura se encuentran indisociablemente ligadas, cómo una y otra se nutren entre sí formando una especie de simbiosis en la que una no puede existir sin la otra.
Si bien, por un lado, el pensamiento racional fue uno de los mecanismos decisivos en el proceso de supervivencia, su posterior sofisticación determinó una manera de pensar muy señalada, una forma del raciocinio que es la única que conocemos pero no la única que adivinamos, una paradoja que nos hace imaginar lo que podría ser sin definirlo cabalmente.
Nietzsche, Foucault y otros filósofos  mostraron cómo el pensamiento racional tiene formas muy específicas, que no existe un pensamiento por antonomasia a pesar de que esto lo podamos expresar únicamente desde esta manera de pensar.
Quizá por eso la lista que presentamos a continuación tiene un doble sentido. Por una parte, sí, reunir esos vicios y trampas de la razón que, como dice el título, nos impiden ser totalmente racionales: falacias, prejuicios y tendencias que nos inclinan hacia un “lado oscuro” donde las cosas parecen ciertas y verdaderas pero solo por una sutil deficiencia en la argumentación.
Por otro lado, sin embargo, también quisiéramos recalar en esa carga negativa que por siglos se ha imputado a estas expresiones del pensamiento racional. En La verdad y las formas jurídicas, Foucault emprende una entusiasta defensa de los sofistas, tan despreciados por el pensamiento occidental dominante (el Platónico, siguiendo la argumentación de Nietzsche), y en quienes el francés vio a los depositarios del cariz más auténtico de la razón occidental, aquella que esconde entre su supuesta limpidez lógica rasgos que le son consustanciales como su relación íntima con el poder.
Se trata, en suma, de un ejercicio de autorreflexión sobre la razón humana, nuestra razón, por tanto tiempo tenida en un altar propiciatorio pero que no es, en modo alguno, la única posible ni mucho menos válida.
Falacia de confirmación
Aceptémoslo: a muchos nos encanta discutir, pero solo con quienes sabemos que, secreta o abiertamente, están de acuerdo con nosotros. Buscamos a nuestros pares: en capacidad intelectual, en acervo cultural, en posiciones políticas, en credos, y no siempre encontramos agradable salir de esta zona de confort. A este comportamiento psicológico Leon Festinger lo denominó “disonancia cognitiva” y, en términos generales, tiene como consecuencia un reforzamiento de nuestra visión de mundo, la cual se ve poco desafiada. 
Falacia de grupo
Parecida a la anterior, esta falacia se remite a las épocas tribales de nuestra especie e incluso a características aún más elementales como el efecto de la oxitocina sobre el comportamiento. Este neurotransmisor nos impulsa a apoyar a quienes forman parte de nuestro grupo (nuestra tribu) y, por el contrario, a rechazar a quienes no forman parte de este.
Falacia del jugador
Como los jugadores consumados, la repetición de un suceso nos hace creer que detrás de esta existe un sentido, un patrón que predice el suceso siguiente. Lanzamos una moneda en cuatro ocasiones y a partir de los resultados creemos que podemos predecir el resultado de la quinta (contradiciendo el cálculo irrefutable de que las probabilidades siguen siendo 50/50). Se trata también de una práctica mental parecida a la que Poe relata al inicio de La carta robada, en la parte donde habla del niño que siempre ganaba en el juego de “¿Par o impar?”.
Racionalización post-compra
Uno autoengaño sumamente contemporáneo: ese en el que nos convencemos, por todas las vías posibles, de que de verdad necesitamos o necesitaremos eventualmente ese artículo costoso y en el fondo totalmente inútil que acabamos de adquirir. Visto más ampliamente, es una manera de sentirnos mejor ante la que sabemos una decisión y se liga con trastornos como el Síndrome de Estocolmo.
Probabilidad de negligencia
En este espejismo del pensamiento, nuestro cerebro no nos permite entender que, estadísticamente, es menos probable morir en un accidente automovilístico o en un acto terrorista que, digamos, por caer de las escaleras o por un envenenamiento accidental. La probabilidad de negligencia se refiere, según el psicóloga social Cass Sunstein, al hecho de que exageramos los riesgos de actividades relativamente perjudiciales al tiempo que sobredimensionamos las más peligrosas.
Tendencia a la observación selectiva
Hay días en que nos reparamos más que otros en determinadas circunstancias y, erróneamente, tendemos a creer que estas no sucedían con la frecuencia con que suceden en ese momento. Adquirimos una prenda —un par de zapatos, una playera, etc.— y empezamos a ver esta misma por todos lados. Una mujer se embaraza y de pronto advierte todas las de su género que en sus escenarios cotidiano también están embarazadas. La mayoría de las veces, sin embargo, esta no se reconoce como una casualidad fortuita sin mayor trascendencia. 
La falacia del statu quo
El pensamiento conservador por excelencia, aquel que está cierto en que las cosas están bien como están, en que este es “el mejor de los mundos posibles”, una regularidad cognitiva que se expresa en decisiones que optan por evadir el cambio y mantener las rutinas que nos dan seguridad en nuestra existencia diaria.
La inclinación a la negatividad
Por un curioso mecanismo a un tiempo mental y social, es sumamente común que el cariz negativo de las cosas sea más atractivo que el positivo. Una mala noticia, por ejemplo, es mucho más conocida que una buena, en cualquier nivel de socialización. Al parecer no se trata de un asunto que se explique únicamente por el morbo (esta es solo una consecuencia paralela), sino que culturalmente hemos aprendido a creer que las malas noticias son, en esencia, mucho más importantes o profundas, según algunos una reminiscencia evolutiva de los tiempos en que saberse mover entre la negatividad del mundo significaba mayores probabilidades de adaptarse y sobrevivir.
Efecto Bandwagon
Como ya lo documentó con erudición y lucidez Elias Canetti en Masa y poder, el individuo modifica notablemente su comportamiento y su manera de pensar cuando forma parte de una multitud, cuando esta lo abraza y lo convierte en uno de sus anónimos integrantes. El efectobandwagon (que tomó su nombre, un poco azarosamente, del vagón que en el tren del circo transportaba a la banda musical) dicta que la probabilidad de que una persona adopte una creencia o conducta se encuentra en proporción directa de cuántos otros ya la tengan, esto eso, existe una tendencia psicológica a seguir o imitar las acciones o ideas de otros porque o preferimos conformarnos con lo existente o porque es imposible no derivar nueva información a partir de lo que los demás piensan y hacen.
Falacia de proyección
Vivimos siempre con nosotros mismos, con lo que somos y lo que pensamos, y solo con un esfuerzo más o menos mayor, es posible asomarnos un poco fuera de nuestros propios límites y atisbar un reflejo de la otredad. De ahí que sea común suponer que los demás piensan casi de la misma manera que nosotros y, en consecuencia, que estarán de acuerdo en lo que defendemos y rechazamos.
La tendencia del momento actual
A esta tendencia también podría denominársele del hedonismo, e incluso parece tener raíces clásicas, filosóficas y poéticas. Según algunos estudios, el ser humano tiende a dejar el sufrimiento para después y preferir el placer para el ahora, en otras palabras, difícilmente nos imaginamos en situaciones futuras que podrían alterar nuestros comportamientos y expectativas actuales. Así, por poner un ejemplo simple, una investigación de 1998 mostró que cuando se trata de elegir alimentos para la semana próxima, 7 de cada 10 personas optan por la fruta, pero si la elección se refiere al día corriente, también 7 de cada 10 se inclinan por un chocolate.
Efecto de anclaje
Como si echara un ancla para estabilizarse antes de un proceso racional, nuestra mente tiende a fijar una serie determinada de factores, circunstancias, creencias, etc., para establecer comparaciones y jerarquizaciones, las cuales son inamovibles e innegociables. Vamos a una tienda, por ejemplo, y prácticamente el único elemento de comparación entre productos similares es el precio, y todo lo demás repentinamente desaparece ante nuestros ojos y nuestro entendimientos.
Fuente: http://pijamasurf.com/2013/01/12-prejuicios-y-falacias-cognitivas-que-te-impiden-ser-absolutamente-racional/